lunes, 27 de febrero de 2012

Cenizas en el Cielo Nocturno - Hijas de la Luna – Desenlace Final



Entró con paso firme mientras observaba a los presentes con una sonrisa misteriosa, Helga dio un paso al frente y saludó, y entonces descubrieron quien era, se trataba de su sire, que había decidido venir tras recibir la noticia de Helga de que se dirigían allí.
                Se presentó como Heinrich, y al verlo y escuchar su nombre, los personajes se empezaron a preguntar si se trataba realmente del nazi perturbado que fue lider de las SS durante la II Guerra Mundial, y que si realmente era él, a qué loco se le ocurrió la macabra idea de concederle la vida eterna… dejó a la cuadrilla con sus dudas, no añadió nada más.
Caminó hacia la muchacha que yacía sobre la camilla y la observó con detenimiento, despues habló dirijiendose a la cuadrilla: “Habéis hecho un buen trabajo, yo me encargaré de ella a partir de ahora, en cuanto anochezca id a ver al príncipe, estoy seguro de que se sentira agradecido con vosotros y querrá recompensaros”. El grupo, cada vez más desconfiado, empezó a dudar si habían hecho realmente bien en ir hacia aquel lugar, y empezaron a nacer crecientes dudas acerca de Helga, y de si realmente podían confiar de ella, teniendo como sire a un monstruo así. Con estas dudas y una gran desconfianza, terminaron durmiendose debido al cansancio.


Llegó la noche y con ella el despertar, y en parte, se sintieron aliviados al ver que tenían todo en su sitio, y que la muchacha albina ya no se encontraba allí. Pusieron rumbo hacia el elíseo, deseando salir cuanto antes de esa zona maldita, y sintiendo el mismo malestar que sintieron la primera vez que llegaron aquí. Cruzaron lo más rapido que pudieron hacia el metro, y no quedaron tranquilos hasta que se puso en marcha.
                Llegaron al elíseo y los guardias los recibieron con amabilidad, guiándoles hasta la sala de reuniones donde se encontraba Wilhelm, quien alabó su gran trabajo y les dio la enhorabuena por conseguirlo, también añadió que tendrían su recompensa por ello, a Ingrid ya le había conseguido una nueva casa, a su altura, lejos de la anterior donde aun quedaban recuerdos de las noches anteriores, y al resto les dejó escoger, aunque decidieron no hacerlo ahora, y guardarlo como un favor para más adelante. La cuadrilla estaba libre ahora de tarea, y tenían tiempo libre para sus quehaceres en Berlin.


Todo acabó bien, o puede que no, en el interior de Auron, algo le decía que no estaba bien, no se sentia orgulloso incluso despues de haber cumplido con éxito su tarea, sentía que la ciudad en sí era la que no estaba bien, algo estaba podrio, desde muy adentro, y no podía seguir trabajando con el grupo hasta no encontrar algunas respuestas, por lo que decidió dejar la cuadrilla y despedirse allí mismo de ellos, y quién sabe, quizá no fuese un adios, si no un hasta pronto.

Cenizas en el Cielo Nocturno - Hijas de la Luna - Parte VIII



Anocheció, y la cuadrilla se despertó, y una de ellos, Ingrid, no se había alegrado nunca tanto por despertar, pues una horrible pesadilla la estubo rondando durante todas sus horas de descanso, una horrible pesadilla donde una chica albina, marcada con una luna en la frente, la acechaba, la tentaba para que se uniera a ella, intentaba rodearla con sus garras y atraerla hacia sí, pero consiguió despertar, y se sintió aliviada al ver que se encontraba en el piso de sus compañeros, y que esta noche, posiblemente, se libraría de todo aquello.
Tras las últimas precauciones y tras reunirse con Helga, partieron hacia la zona de Reinickendorf, escogieron conducir hasta la estación de metro y a partir de allí coger el metro hacia su destino, evitando dejar rastro de su paso por allí. Caminron buscando la iglesia, y al llegar allí, encontraron una, pero no era como la esperaban.


El edificio estaba cochambroso, casi derrumbado por completo, las paredes que quedaban en pie estaban teñidas de algo negruzco, parecían los restos de un incendio, apenas quedaba algo depie más que el altar donde se celebraba la ceremonia y varias paredes del recinto. La cuadrilla se adentró y comenzaron a buscar pensando que no podían haberles engañado, que tenía que ser allí, y efectívamente encontraron algo que llamó su atención; desde debajo del altar parecía salir una leve corriente, por lo que apartaron la estructura y encontraron una trampilla bajo ésta, la cual levantaron. Se fueron adentrando poco a poco y bajaron por unas escaleras siguiento un cantico estraño que provenía desde el fondo, junto con un fuerte olor a mezcla de incienso y otros almizcles y una tenue luz, hasta que se encontraron con una enorme puerta de hierro y madera.
Atravesaron la puerta y lo que vieron les sorprendió, un grupo de mujeres, todas ataviadas únicamente con una capa negra que dejaba entrever sus atributos, cuya capucha cubría su rostro, entonando un cántico siniestro hacia un pequeño altar, donde se situaba ella; la chica de las pesadillas, una chica albina, con el pelo largo hasta la cintura, totalmente desnuda y con una daga en su mano izquierda, y lo más llamativo de ella, una luna en su frente.


Al ver al grupo entrar, detubo la ceremonia y comenzó a dar ordenes a las mujeres que se lanzaon contra los recien llegados, sin darle tiempo nisiquiera a hablar. Un rapido vistazo, y tras quitarse a unas cuantas de encima,la cuadrilla descubrió que eran humanas, los que le hizo intentar actuar ocasionando el menor daño posible a algunos, mientras que a otros este hecho les resultó indiferente. El combate se conviertió poco a poco en una masacre ya que estaba clara la superioridad del equipo, aunque al haber tantos objetivos, hubo un incidente de fuego amigo, en el que Siegfried terminó disparando a Helga en una pierna, en contra de su voluntad. Fueron avanzando poco a poco hasta llegar a su lider, y se encararon con ella iniciando una lucha sobrenatural;  descubrieron que no era humana, y lo hicieron cuando sus huesos comenzaron a crecer de entre sus dedos conviertiendose en feroces garras con las que arremetió contra el grupo, la lucha fue encarnizada, pero, entre todos consiguieron clavarle una estaca en el pecho y aletargarla, momento en el que aprovecharon para atarla y sacarla de allí.


Al salir del sótano de la iglesia, se percataron de que faltaba poco para el amanecer, y Helga les anunció para consuelo del grupo, que su Sire tenía cerca un refugio que podían utilizar para cobijarse hasta la noche siguiente. El grupo accedió y entraron en un edificio, dirigiendose al  sótano bajaron por un largo camino de escaleras hasta llegar a una puerta metálica enorme que les cerraba el paso, más que un refugio parecía realmente un bunquer, Helga se adelantó y abrió la puerta dejando paso al resto.
La habitación olia a humedad, las paredes eran de metal y tenían un aspecto cobrizo y descuidado, lo único que se encontraba en ella eran varias estanterias, con restos de lo que parecía material de enfermería y una camilla oxidada, donde dejaron a la hermosa albina. No fueron pocas las tentaciones de algunos de los miembros de la cuadrilla sobre ella, pero fueron interrumpidas al escuchar, nuevamente, el quejido de la puerta al abrirse…

viernes, 24 de febrero de 2012

Psyborg Corp. - Technocracy

Por fin es viernes, comenzamos la semana blanca y que mejor que hacerlo con un poco de música~
Atentos esta semana pues habrá novedades y avances en la historia, posiblemente termine la primera aventura de la cuadrilla en Berlín~
Un saludo y buen fin de semana!


Dj Afterlife~

lunes, 13 de febrero de 2012

jueves, 9 de febrero de 2012

Cenizas en el cielo Nocturno - Hijas de la Luna Parte VII




Demósthenes
El personaje se acercó a ellos hasta detenerse a una distancia prudencial, tenía una larga melena oscura y unos ojos azules, aunque demasiado pálidos, fríos como el hielo, sus labios agrietados, que parecian haber entrado en contacto con sangre no hace demasiado, mostraban una mueca retorcida, macabra, estaba vestido con ropa oscura y parecia haber visto días mejores, lo que se deducía a través de las sombras que rodeaban el callejón. Una sensación de inquietud y malestar empezó a apoderarse de la cuadrilla y sintieron un escalofrío cuando él habló. Habló, con una voz demasiado tranquila quizá para la situación en la que se encontraban; su nombre era Demósthenes, y sí, tenía información acerca de la secta, incluso le podría facilitar información acerca de una reunión que iba a acontecer en breve… pero claro, todo tiene su precio. Conforme más tiempo permanecía delante de la cuadrilla, mas grande era el malestar que sentían, e incluso pudieron percibir como pequeños insectos de todo tipo se iban acumulando por las paredes y el suelo del callejón.


Para sorpresa de la cuadrilla, Demósthenes no quería dinero ni ningún otro objeto material que le pudieran ofrecer, es sólo queria una sencilla cosa, un reto. Paseó la mirada por la cuadrilla, clavando sus fríos ojos en ellos, y escogió a Auron, el más noble de todos, y a continuación le dio la oportunidad de participar en su reto a cambio de la información, aunque, el reto no era tan simple como parecía, y menos aun para Auron, que al oir las palabras que salína de la boca de Demósthenes, no pudo si no sentir una enorme repulsión; quería que caminase unos metros, hacia un vagabundo que se encontraba recostado en una esquina, intentando guarecerse del frío de la noche, arrancara su corazón, y se lo trajese de vuelta ofreciéndoselo como presente. Auron se negó en rotundo, es más, decidió marcharse de allí tras escuchar aquello, asi que sin más demora, mientras el grupo discutia acerca de lo que hacer, el emprendió el camino de vuelta. Aunque no pudo evitar oir, como Siegfried, que estaba cansado ya de tanto dar vueltas en busca de información, decidió hacerlo el mismo, y Demósthenes, aunque visiblemente molesto por el cambio termino aceptando la oferta. Siegfried se acercó al pobre desgraciado y lo hizo sin pensarselo, aunque el remordimiento empezo a invadir cada poro de su ser, al igual que el de Auron por no haberlo evitado. Con la mirada desviada, entregó el corazón, y tal y como prometió, la figura sombría hablo, y dijo mucho más de lo que se podía imaginar.


                La reunión tendría lugar al miercoles siguiente, con la luna llena en todo su auge, y el lugar sería una vieja iglesia abandonada que se encontraba en la zona olvidada de Reinickendorf, también sabían que daría comienzo las 12 de la noche. El culto se hacia llamar “Hijas de la Luna” y su lider, era reconocible ya que estaba marcada con una luna creciente en la frente. Al oir esto, Ingrid recordó que había tenido horribles pesadillas desde que empezaron a aparecer las marcas de sangre, en las que una chica con una luna tatuada en la frente le decía que fuera a su lado.


                Al salir de allí, fueron directamente a visitar al principe e informarle de todo lo que habían descubierto, y éste, al escuchar toda la historia, admitió que un culto así era demasiado peligroso como para dejarlo actuar por su cuenta, que actuaran libremente para erradicarlo, y que quería a su lider, para interrogarla personalmente.
                Sin más demora, el grupo partió hacia su refugio donde comenzaron sus preparativos para la próxima noche del miercoles.

martes, 7 de febrero de 2012

Diary of Dreams - Traumtaenzer

Esta noche os traemos un tema nuevo en directo desde Afterlife!!



Espero que lo disfrutéis

Cenizas en el cielo Nocturno - Hijas de la Luna - Parte VI



Anocheció y con ello llegó el despertar de la cuadrilla. Cada vez tenían más claro que si querían averiguar que estaba sucediendo realmente, no les quedaría mas remedio que visitar Reinickendorf, pero,ya que no estaban totalmente convencidos debido a los rumores que habían escuchado del distrito, decidieron buscar más información en los bajos fondos.


Se dirijieron a la zona circundante del distrito maldito, y caminaron entre callejones hasta topar con un antro, de aspecto siniestro y del que provenía una estridente música. El sitio tenia un letrero de neón que, por su estado y el leve parpadeo de sus luces, dejaba claro que había pasado tiempos mejores. En la entrada, un par de tipos, quizá yonkis, quizá sólo borrachos, que discutían de algo sin mayor importancia, y a los que parecia no molestarle en absoluto el olor a vómito sangre y orina que había en el ambiente.
Entraron sin pensarselo más, y se dedicaron a buscar rastro de alguno de los suyos, ya que no era de extrañar que los vastagos escojieran como lugares de caza sitios así debido a la facilidad y poca resistencia que ofrecían los humanos. 
Belphegor
A medida que caminaban entre la gente por el local, algo, alguien, llamó su atención; en uno de los laterales de la barra, sentado, junto a dos o tres chicas, se encontraba un personaje que resaltaba sobre los demás, era alto y moreno, con una larga melena lisa e iba totalmente vestido de negro, con una larga gabardina cubriendo sus hombros, pero, sin duda, lo que más llamaba la atención era su rostro, o más bien su ausencia de él, ya que se encotraba totalmente cubierto por una máscara plateada que tenía aspecto de ser bastante pesada.
Decidieron hablar con él, y comprobaron que, pese a su aspecto,  parecía sincero e incluso hasta algo amigable. Se presentaron y el respondió, su nombre era Belphegor, al menos, el nombre por el que se le conocía, le hicieron las preguntas que tenían y les habló de Reinickendorf, aunque no añadió nada nuevo, sólo les confirmó que no era de estrañar que la secta se encontrase allí, y que si pensaban ir se andasen con ojo ya que no hay noticias claras de lo que allí habita. También añadió que parecia que la secta tenía cierto interes en Ingrid, pero no que quisieran causarle daño, si no que se uniera a ellas, y que si se enteraba de algo más les informaría, por lo que intercambiaron números de teléfono y se marcharon de allí.


Sin más preambulos, cogieron el metro rumbo a Reinickendorf  y se dieron cuenta de que, a medida que quedaban menos paradas para llegar, el vagón se iba quedando más y más vacio, hasta el punto de que eran los únicos pasajeros con ese destino. La cuadrilla bajó del vagón al llegar a su destino, y lo que vieron era asolador; un distrito, pese a ser de noche, mucho más oscuro de lo habitual.
Las farolas apenas tenían luz, si es que alguna funcionaba todavia, los edificios estaban descuidados y algunos incluso en ruinas, las calles desiertas y carentes de limpieza, la gente parecía haber desaparecido, salvo un par de vagabundos que no tenían otro sitio al que ir, y a los que Auron, no dudo en ayudar en la medida que pudo.
Caminaron sin apenas rumbo por las calles y en todas partes era igual, hasta que llegaron a una zona más desolada aun si cabe, donde, de entre las sombras de un callejón, un misterioso y sombrio personaje apareció, caminando hacia el grupo con una sonrisa diabólica en su rostro…